EL ARTE DE ACERCAR A LOS HIJOS A DIOS

Uno de los mayores retos de los padres es acercar a sus hijos a Dios y transmitirles la alegría y la esperanza de la fe. Y es que, en contra de los valores que dicta el materialismo, la fe y la confianza en Dios es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos. Todo un arte que requiere de coherencia, esperanza, fe y esfuerzo, y al que el Papa Francisco se refería con las siguientes palabras: “¡Qué precioso es el valor de la familia como lugar privilegiado para transmitir la fe!”. Y es que el mejor regalo que podemos hacer a nuestros hijos es el de acercarles al Señor. No hay mejor misión para una familia que enseñar a un hijo a rezar. En la transmisión de la fe a los hijos, nos jugamos mucho, no sólo el futuro de la sociedad o de la Iglesia, sino la felicidad terrena y la salvación eterna de los propios niños.

Pero, ¿cómo podemos trasmitir la fe a nuestros hijos? Lo primero que tienen que hacer los padres es vivir ellos mismos la fe en su vida diaria, con coherencia y obras, ya que no hay mejor forma de enseñar que con el sincero ejemplo. Un padre creyente comunica a Dios en todo lo que hace. Por este motivo, es esencial que siempre tengan un encuentro personal con Cristo, ya que no se puede dar lo que no se tiene. Disfruta de pequeños encuentros con Dios en familia, bendecid juntos la mesa, rezad juntos por las noches, tener alguna imagen de la Virgen en casa… La fe tiene que ver con lo más cotidiano y con lo más trascendente.